Desde el verano pasado planeé ir con A a un italiano (una franquicia, La Mafia...) por mi cumpleaños. En el último año A ha ido desarrollando como una intolerancia a la lactosa, pero ha continuado tomando productos con leche. Pero en los últimos días se ha puesto estricta con el tema, pero no había salido el tema del italiano. Hasta hoy. Me pasaré a preguntar a ver si tienen en la carta algo para intolerantes, pero si no, iremos a otro sitio.
Y me ha dado el bajón. Que nadie me malinterprete, no es por no ir al italiano (en muchas ocasiones puedo ser mala persona e infantil, pero no tanto). Le he dicho que no había ningún problema en ir a otro sitio. Que si algún día quiero ir al italiano pues que ya iré por mi cuenta en otra ocasión. Claro, sola. Ese ha sido el tema del bajón.
Llevo desde mediados de diciembre sin ir a clase. No he hablado con nadie. Si desapareciera nadie lo notaría. No tengo amigos, no me relaciono, no hablo con nadie. Si desapareciera nadie lo notaría. Y no me refiero a amigos de los de confianza a los que les puedes contar cualquier cosa. Únicamente gente con la que salir y tener algo de conversación banal. Es decir, con A me lo paso bien en general (y cuando no, suele ser por mi estado de ánimo, no por ella), pero no me gusta depender de ella. Siempre que salimos voy detrás de ella y me refiero en sentido literal. En nochevieja, estábamos en un bar heavy y a ella la llamaron dos veces seguidas. En cada llamada salió del bar y después volvió a entrar para luego volver a salir. Y en todas las veces yo fui corriendo (literalmente) detrás de ella. Porque me daba (me da) pánico quedarme en ese bar, donde todos se conocen y hablan entre ellos, y la gran mayoría me conocen de vista, y debo de ser la chica que va siempre con A pero que nunca habla.
Y ya sé lo que la gente dice: ve, acércate, preséntate y habla. No, no es así de fácil. Pienso, no, creo firmemente, que cada palabra, cada frase, cada comentario que digo es totalmente innecesario, que nadie está interesado en lo que diga y que molesto (sobre todo lo último). Y las veces en que me ignoran cuando hablo o me interrumpen para cambiar de tema, no ayudan precisamente.
Y bueno, me he enrollado. El caso que me ha empezado a dar el bajón. Y estaba en la biblioteca y por poco me pongo a llorar ahí mismo. Y entonces han vuelto los pensamientos suicidas y me han entrado ganas de cortarme, arañarme, hacerme alguna herida, cualquier cosa. Porque a estas alturas hacerme daño se ha convertido en la única forma que tengo de expresar todo el odio que siento por mí misma. Y lo disfruto. Cada vez que hago algo en contra mía lo disfruto, una parte de mí piensa "¡jódete!". Es como si quisiera destrozarme, destruirme, anularme. Y una parte de mí mira sonriente y triunfante como acaba con la otra. Y al final he optado por darme un atracón y vomitarlo después, de los planeados. Menú kebab al canto. Y después me ha quedado algo de molestia en el estómago. Y he tirado la cena y me he comido una manzana. Y tengo que seguir estudiando, pero a la vez no tengo ganas, pero por encima de todo quiero irme de mi ciudad y para eso tengo que estudiar y sacar motivación y energías de donde sea.
Y mi cumpleaños es en dos semanas y no me apetece para nada celebrarlo. ODIO celebrar cumpleaños. ¿Por qué querría celebrar el día en que nací? Porque no siento ninguna alegría por haber nacido.